(Fuerza, renovación)
En un reino escondido entre montañas y valles, donde cada estación llega con su propia magia, habita Branca, el Hada del Otoño. Conocida por su gracia y elegancia, Branca es una figura que emerge cuando el aire se vuelve fresco y los días comienzan a acortarse.
“Cuando las hojas secas caen de los árboles, y el otoño gris y encantador se mezcla con la brisa,” murmura Branca, apareciendo sin prisa. Sus movimientos son fluidos y suaves, como el viento que acaricia las ramas. Su cabello, largo y de un tono cobrizo, se mezcla con los colores de las hojas caídas, y sus ojos reflejan la serenidad y el misterio del otoño.
Libre y con paso elegante, Branca recorre los bosques y parques, llenándolos de una belleza única. Bajo su toque, el verde de las hojas se transforma en una paleta de amarillos, naranjas y rojos, creando un mosaico que deleita la vista. Cada hoja que cae es una pincelada de su arte, una parte del paisaje que celebra la transformación y la renovación.
“El verde se transforma en amarillo, cambiando todos los colores,” susurra Branca, mientras su presencia convierte los bosques en lienzos vivos. Su magia no solo afecta a las hojas, sino también al espíritu de aquellos que la observan. Los corazones se llenan de una melancólica alegría, reconociendo la belleza en el cambio y la impermanencia.
Con su canción, Branca hace que el viento sople veloz. Su voz, suave y melodiosa, se entrelaza con el murmullo de las hojas. La brisa otoñal, guiada por su canto, lleva consigo la fragancia de la tierra húmeda y las manzanas maduras. Los animales del bosque responden a su llamada, preparándose para el invierno, mientras los humanos se reúnen alrededor de hogueras, compartiendo historias y calidez.
“Me presento como el Hada del Otoño,” declara Branca, su figura envuelta en un manto de hojas doradas y rojizas. A su alrededor, el aire se llena de una paz profunda y una belleza serena. Las festividades de la cosecha, con sus banquetes y danzas, celebran su llegada. Los aldeanos agradecen la abundancia de la tierra y la preparación para los tiempos fríos que se avecinan.
Branca es más que una simple hada; es una guardiana del ciclo natural, una guía que muestra la importancia del cambio y la renovación. Su presencia es un recordatorio de que el otoño no es solo el final del verano, sino el preludio de una nueva vida. Bajo su vigilancia, las semillas se esconden bajo la tierra, esperando pacientemente su momento para florecer.
Con el tiempo, la leyenda de Branca, el Hada del Otoño, se extendió por todo el reino. Su historia se convirtió en un símbolo de esperanza y aceptación del cambio. La gente aprendió a ver el otoño no solo como una estación de declive, sino como una época de belleza y preparación para el renacimiento.
Y así, cada año, cuando las hojas comenzaban a caer y el aire se llenaba de la frescura del otoño, la gente sabía que Branca estaba cerca. Con corazones llenos de gratitud y reverencia, celebraban la llegada del otoño, sabiendo que Branca, el Hada del Otoño, siempre estaría allí para llenar de belleza los bosques y parques, y para recordarles que en cada fin, hay un nuevo comienzo.