(Fuerza, paz, equilibrio, poder.)
Padre Escarcha: El Espíritu del Invierno de Krasnoyarek
En los rincones oscuros y fríos del bosque de Krasnoyarek en Siberia, donde el viento susurra antiguos secretos y la nieve cubre el suelo como un manto blanco, reside una entidad poderosa y enigmática conocida como Padre Escarcha. Este espíritu del invierno es el soberano de los bosques y brezales, llenos de espíritus y seres mágicos que se esconden entre los árboles cubiertos de hielo.
Padre Escarcha es temido en el mundo de los elfos y entre los mortales por su inmenso poder. Su helado abrazo es tan potente que podría extinguir especies enteras si así lo deseara. Tiene la habilidad de controlar el clima, trayendo tormentas de nieve y ventiscas con un simple gesto. Los bandidos y aquellos con corazones oscuros que se aventuran en su dominio no encuentran piedad; Padre Escarcha los convierte en estatuas de hielo, inmortalizándolos como advertencia a todos los que desafíen su autoridad.
Aunque su poder es formidable, Padre Escarcha no es un ser de maldad. Vive alejado de la mayoría de los mortales no por desprecio, sino porque no soporta el calor de muchos entornos. Prefiere los lugares tranquilos y remotos, donde el frío es constante y la paz reina suprema. En estos refugios gélidos, encuentra la serenidad que tanto anhela, y desde allí transmite al mundo una brisa pacífica que calma las tormentas y trae consigo un susurro de tranquilidad.
La leyenda cuenta que en una época, los elfos del bosque decidieron buscar una alianza con Padre Escarcha para proteger sus tierras de invasores. Enviaron a su más valiente emisario, un joven elfo llamado Eryndor, para encontrarse con el espíritu del invierno. Eryndor, armado con coraje y una ofrenda de cristal, se adentró en los profundos y fríos bosques de Krasnoyarek.
Durante días, Eryndor avanzó a través de la nieve y el hielo, guiado solo por las historias antiguas y su determinación. Finalmente, llegó a una cueva helada donde la temperatura era tan baja que su aliento se congelaba en el aire. Allí, en el corazón de la cueva, encontró a Padre Escarcha, rodeado de un aura de frío intenso y majestuoso.
Eryndor, con respeto y humildad, presentó su ofrenda y explicó el propósito de su visita. Padre Escarcha, impresionado por la valentía y sinceridad del joven elfo, decidió concederle una audiencia. El espíritu del invierno escuchó las preocupaciones de Eryndor y, después de una larga deliberación, aceptó formar una alianza con los elfos.
Desde ese día, los bosques de Krasnoyarek fueron protegidos por la fría presencia de Padre Escarcha. Los elfos, a cambio, respetaron su soledad y cuidaron de su entorno, asegurando que la paz y la serenidad del espíritu del invierno se mantuvieran intactas.
La historia de Padre Escarcha se convirtió en una leyenda que los elfos contaban a sus hijos, recordándoles la importancia de la valentía, el respeto y la armonía con la naturaleza. Y aunque el espíritu del invierno rara vez se dejaba ver, su pacífica brisa seguía fluyendo por los bosques, trayendo consigo la calma y recordando a todos su presencia protectora.
Así, en los helados confines de Siberia, Padre Escarcha sigue siendo el guardián eterno del invierno, un símbolo de poder y paz que perdura a través del tiempo.